jueves, 1 de marzo de 2007

Rasques mi espalda

Hacer el mercado, hacer toda la casa,
comprarnos un coche, cambiarnos de pijama,
opacar el tedioso lunes riéndonos de la nada,
fumar un cigarrillo en la mano y sin él en la playa.

Tratarnos como amigos, amigos de confianza,
tener pactos imprevistos ante alguien que no agrada,
valernos de sonrisas sin motivo cada fin de semana,
ser uno para todo, ser uno y con eso basta.

Aceptar que no somos perfectos ni dignos,
contemplar nuestras peleas a veces falsas,
que rasques mi espada ¡que alivio!,
que toque tu cuerpo ¡un único suspiro!.

Tratarnos como si fuéramos unos niños,
que tienen el amor de ingenuidad barata,
que no discriminan a los menos listos,
que un te quiero no suene a nada.

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